José Manuel Torres, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Dominicana de Zonas Francas (Adozona), es una de las personas que con mayor propiedad puede hablar acerca de los cambios y necesidades de transformación en ese sector. Por sus más de dos décadas involucrado en la actividad, ha sido testigo de los mayores cambios, amenazas y potencialidades surgidos alrededor del sector, originalmente un masivo e intensivo usuario de mano de obra no necesariamente muy calificada, que ahora se diversifica y se mueve hacia la tecnología y el uso intensivo de capital y conocimiento.
¿Cuál es la explicación técnica a ese cambio tan importante en la demanda de mano de obra en las zonas francas, que del 2006 al 2018 el requerimiento de personal técnico pasó de un 10 a un 21%?
El sector se ha ido adaptando a las nuevas realidades mundiales. Y lo vemos en parte de las empresas y los niveles de empleo. Hoy el sector zonas francas es mucho más diversificado y las inversiones tienden a ser cada vez más intensivas en capital y no tanto de empleo. Por eso es que los empleos promedio generado por empresas se han ido reduciendo. Anteriormente venían grandes empresas, sobre todo en el área textil, y te generaban miles de empleos. Ahora mismo aunque continúa llegando ese tipo de inversiones, quizás no en la misma proporción que antes, pero son inversiones ahora más intensivas en capital, en tecnología y en conocimiento.
¿Hubo algún cambio en el patrón de producción desde entonces?
El modelo de zonas francas en sus inicios era un modelo de simple ensamblaje, en todos los sectores que había, no solo en textiles, en la parte de dispositivos médicos era realmente ensamblaje. Pero ya cada vez más la producción está cada vez más integrada y se le están incorporando más procesos, es una producción más vertical y más sofisticada y eso es lo que demanda realmente cada vez empleados y profesionales con más capacidades y nivel técnico.
¿Qué representa para las zonas francas esa evolución?
De hecho la parte de educación y el desarrollo del capital humano es para nosotros en Adozona el principal reto que tenemos como sector y como país. Si queremos atraer inversiones intensivas en tecnología y conocimiento, si queremos desarrollar la innovación ahora que estamos en el Año de la Innovación y de la Competitividad, tenemos que mejorar las capacidades de nuestros empleados, no solamente a nivel técnico, sino a nivel profesional. Y de hecho, la mayor parte del tiempo que nosotros invertimos en los trabajos que realizamos con los clúster que hay en ADOZONA, con el respaldo del Consejo Nacional de Zonas Francas y del Consejo Nacional de Competitividad, es en la parte de educaión, trabajando no solamente a nivel técnico profesional y a nivel técnico superior trabajando con entidades como el Intec, sino con las propias universidades desarrollando certificaciones en dispositivos médicos, materias y logísticas y otras iniciativas necesarias para que los profesionales egresados de ahí tengan las capacidades necesarias para sustentar la productividad y los tipos de inversiones que están llegando ahora a República Dominicana”.
¿Algún caso específico ha generado ese cambio?
El desarrollo de los call center ha tenido también incidencia en eso. Antes era lo que llamaban tele mercadeo o el simple servicio al cliente, pero ya cada vez más se están desarrollando otros servicios que demandan un capital humano ya a nivel técnico y profesional: si es para servicio de salud se requiere médico, sin es para diseño arquitectónico y de ingeniería se necesitan ingenieros y arquitectos. Eso aparte del bilingüismo, que es sumamente necesario. Nosotros pudiéramos estar creando miles y miles de empleos en la parte de call center pero hace falta el capital humano. Fíjate ayer (el miércoles) como se inauguró otra empresa de call center muy importante. Y de nuevo, para nosotros la educación debe considerarse una obsesión nacional para mejorar los niveles de vida del mismo pueblo porque lógicamente mientras más capacitado es el personal, aumentan los niveles salariales de manera significativa.
¿Algún aspecto o tema inquieta a las zonas francas?
A nosotros los preocupa la cantidad de egresados en la carrera de ingeniería ahora mismo que hay. No se están graduando los suficientes ingenieros para sustentar una cuarta revolución industrial o para sustentar esa llegada de nuevas áreas de inversión que para nosotros son muy importantes. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con la parte automotriz, la biotecnología, la biomedicina. Todas esas son etapas que debemos alcanzar pero tenemos que desarrollar el capital humano necesario para poder sustentar las inversiones que pudieran llegar en esas áreas”.
¿Qué representa para las zonas francas el uso de la robótica?
Realmente ya la robótica se está aplicando aquí en las zonas francas. De hecho una de las industrias que más ha estado creciendo en los últimos anos es la elaboración de lo que llaman cigarritos. Empresas internacionales muy importantes, como Swisher, por ejemplo. Ellos están elaborando casi cinco mil millones de cigarritos al año en República Dominicana y eso prácticamente todo es mecanizado. Tú vas a una empresa de esa y son robots, son máquinas totalmente mecanizadas las que fabrican esos cigarritos. Y en la propia industria de dispositivos médicos hay muchas empresas muy sofisticadas que están desarrollando trabajos. Y en la industria textil también hemos vistos máquinas robots que están haciendo ya algunos procesos”.
Adaptación
El sector se ha ido adaptando a las nuevas realidades mundiales. Y lo vemos en parte de las empresas y los niveles de empleo”
Reto
La parte de educación y el desarrollo del capital humano es el principal reto que tenemos como sector y como país”
Fuente: El Caribe